Antes de nada, te recuerdo que, para ofrecerte un mejor contenido, estos días estoy haciendo una encuesta que puedes rellenar aquí
Si en el trabajo tienes un jefe o un cliente (es lo mismo: alguien que te paga por tus servicios), lo más probable es que espere de ti que seas imbécil.
– ¿Perdón?
Tal como lo oyes. Mucha “economía de la innovación y la creatividad” y tal, pero se estima que solo el 20% de las empresas apuestan por lo nuevo.
Y según este artículo de la psicóloga Valeria Sabater, la “estupidez funcional” es lo que las empresas demandan más.
Nunca te lo dirán, no queda bien, pero el 80% de las restantes quieren a alguien que obedezca y no moleste.
Dicho de otra manera: muchas personas encuentran insoportables a las personas que se salen de los estándares, ya sea por arriba o por abajo. Lo diferente les molesta, luego se les denigra o se les ignora.
Sucede mucho más de lo que piensas, y hasta tiene un nombre: “síndrome de procusto” que, como tantas cosas, proviene de la antigua Grecia.
Verás:
Procusto era un desgraciado que tenía un hostal con una cama, a la que ataba a los huéspedes. Si el huésped era más largo que el lecho, le cortaba las piernas o la cabeza a fin de que encajara en “la medida”. Si era demasiado bajito, le estiraba o les rompía los miembros para poderlos alargar.
El bellaco acabó mal, obviamente.
☞ En este carta al editor de la Revista médica de Chile, el Dr. Pablo Young te lo explica de puta madre.
Para pensar como la sociedad hoy trata de que encajemos en estereotipos , mandatos, o nos moldea masificando pensamientos.