La creatividad es una actitud

Sólo hay que querer

Hace unos días leí un libro. Eso de por sí ya es remarcable, pero lo quiero destacar es el libro que era y qué saqué de ahí.

En “Creatividad”, John Cleese habla, básicamente, de la actitud creativa. Es decir, que todos somos creativos, que no es una cosa innata que dependa de nuestro cociente intelectual, sino que es una cuestión de actitud.

Que tienes que querer, vaya.

Lo de la tortuga

A su vez, Cleese habla de otro libro que leyó él (al final leer libros va a ser algo bueno), “Cerebro de liebre, mente de tortuga”, de Guy Claxton.

Claxton propone algo que parece muy chorra pero que no lo es: 

1

pensamos para resolver problemas concretos de manera rápida y eficiente (lo que llama “cerebro de liebre”), lo que hoy en día está muy de moda y que dentro de poco hará la inteligencia artificial y entonces todo serán lamentaciones;

y, por otro lado,

2

tenemos una mente dispersa, paseante, lenta (por eso la llama astutamente “mente de tortuga”) en la que el cerebro, o lo que sea que usemos en cada caso, no pretende resolver nada, sino sólo pasar el rato viendo Netflix, mirando las flores o jugando.

Cleese dice –no estoy seguro de haberlo leído así, igual me lo invento, pero el sentido es el mismo– que la creatividad vendría a ser como cuando tenemos algo en la punta de la lengua (en sentido figurado) y queremos que nos salga ya (resolver un problema acuciante, “cerebro de liebre”) pero no hay tutía. Entonces nos ponemos de mala leche, lo dejamos, nos vamos a pasear el perro, y nos viene aquello inesperadamente a la cabeza (no pensar, “mente de tortuga”).

Jugar

La cuestión aquí no es que yo haya leído un libro de alguien que leyó un libro, sino que, como dice Cleese en este video de instagram, lo que hace a algunas personas más creativas es pensar menos en resolver algo y tener un ánimo más juguetón con las ideas.

Que debemos ser como niños, vaya.

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